Los filtros de tabaco de los cigarrillos tienen como objetivo filtrar partículas tóxicas del humo que estos desprenden al quemarse para hacerlo menos nocivo para el fumador. Muchas de las partículas nocivas son cancerígenas, por lo que es importantísima su filtración. Sin embargo, no se ha demostrado que den beneficios a la salud. Los filtros también reducen la dureza del humo y mantienen las hojuelas del tabaco fuera de la boca del fumador.[1]